Te recordé en la tienda de la esquina
Según mi reloj marcaban las 12:50 en
punto, noche, sin estrellas. Resultó maldita la tienda de abarrotes a esa hora,
compre cigarrillos y me fume uno en la tardanza abismal en que el individuo
regresara el restante de mi compra. Tuve que mirar a la derecha, error, error,
error, en el anaquel detrás de un refrigerador sin vida que guardaba cosas
sucias casi a nada de caerse, sin pintura, fundido un foco a segundos de
regalar su última iluminación en vida enfocando ante mis ojos con esta memoria
absurda ese último pastelillo rosa recordándome una cosa tan clara y concisa:
tu. Cabron, cuando pensé olvidarte apareces, en tu bocadillo preferido, viendo
lolita en madrugada, tu morías de sueño y aun así asaltabas la nevera para
preparar algo quitara tus ansias.
Porque voltee, no es justo, ni el destino ni nada es justo.
A mitad de la calle solté en llanto, la culpa fue de ese panecillo, o de todos los recuerdos que conmigo llevo, no lo sé, prefiero culpar a la comida, prefiero siempre que tengas tú la culpa y no yo, siempre fui un egoísta, quiero que te vaya mal, que mires en tu camino un par de burritos para que me recuerdes, te preguntes donde estoy y por qué chingados terminamos.
Porque voltee, no es justo, ni el destino ni nada es justo.
A mitad de la calle solté en llanto, la culpa fue de ese panecillo, o de todos los recuerdos que conmigo llevo, no lo sé, prefiero culpar a la comida, prefiero siempre que tengas tú la culpa y no yo, siempre fui un egoísta, quiero que te vaya mal, que mires en tu camino un par de burritos para que me recuerdes, te preguntes donde estoy y por qué chingados terminamos.
Todo me recuerda a ti, los muros me
cuentan historias, pero no estas por ninguna parte.
Fotografía:Bonetta |
Bonetta |
Fotografías: Bonetta |
abonetta
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